viernes, 9 de diciembre de 2011

Eterno desconocido

Te pienso.
No dejo de hacerlo.
Me gusta ima
ginarte, imaginarme a tu lado, contigo... haciendo miles de cosas.
No son castillos en el aire.
Es algo tan real como que tú y yo estamos vivos.
Y me da miedo.
Me da miedo porque son sensaciones preciosas, ilusiones renovadas, que hacen que se despierte en mi cierta incredulidad, razonablemente extraña, por se
r todo tan inesperado y tan bonito a la vez.
Siento deseos de tenerte y de compartir todos y cada uno de los momentos que el día a día me regala.
No quiero que esto se convierta en una necesidad, pero parece que es inevitable.
Sueño contigo.
Disfruto pensando y soñando en momentos especiales, dónde las sonrisas sinceras, acompañadas de las miradas cómplices, crean un ambiente extraordinario
en el espacio compartido en mi mente, entre tú y yo.
Emociones y sentimientos a los que les doy la bienvenida.
Quizás era lo que esperaba, no lo se.
Pero quiero descubrirlo.


Poco a poco se apoderan de mi las ganas de verte, las ganas que esta historia comience a cabalgar en los abismos de una realidad, nuestra realidad, y deje de hacerlo solo en mi imaginación y en mis sueños.
Quiero aprender, que me enseñes... que me muestres, que me guíes y me dirijas hacia dónde tú creas opo
rtuno.
Qu
iero y deseo conocer lo desconocido, lo prohibido, lo inaccesible... aquello que nunca pude llegar a disfrutar, por desconocimiento, por circunstancias ajenas a mi, o por decisiones propias en algún momento inadecuadas, o que no lo fueron tanto.
Quiero vivir, quiero pensar en mi y en ti... quiero y deseo disfrutarte y que me disfrutes, en todos y cada uno de los sentidos.


Siempre tú, eterno desconocido.

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