domingo, 27 de agosto de 2017

Análisis de un mes

Reconozco que mi predisposición a escribir en mi Sur, está totalmente supeditada a varios factores.
El primero y más importante, el tiempo.
Aprovecharlo, exprimirlo, organizarlo y hasta incluso estirarlo a mi antojo... tener capacidad para ello... hoy decidí sentarme delante del teclado, en lugar de salir a una terraza, me apetece quedarme aquí.
Administrar mi tiempo libre en este mes, ha sido un poco complicado, y hasta caótico, entre otras cosas porque el verano incita a hacer planes, sin hacerlos... y me ha tentado en ciertas ocasiones a tomar decisiones de última hora sin haberlas organizado con antelación... - y eso que yo soy bastante metódica- pero me he dejado llevar en estas semanas.
Mi niño en casa, me cambia la vida. Y el rumbo. Y el carácter. Y el humor. Y la alegría. Todo es positivo. Buen ambiente. Felicidad. El y yo.
Vacaciones en familia y con amigos. Cervezas, charlas de complicidad.  Cenas inesperadas. Ilusiones encontradas, reprimidas y en ocasiones magnificadas. Aprendizaje. Novedades interesantes. Decepciones anunciadas.Relax. Lectura, más cómoda que la escritura... no he cogido el portátil en todo este mes.
Playa. Paseos.Música en directo. Pensar.Soñar. Novela negra en mi tiempo libre.
Atardeceres de película, el horizonte celeste, el ocaso detrás del mar...Cádiz y yo.
Regreso a la monotonía y a la rutina, con sabores en mi paladar que no se me van a olvidar mientras viva. Momentos que formarán parte de mi historia, un mes de verano del 2017, tan diferente y tan pleno a la vez.

Otro de los factores que  influyen casi en la misma tesitura que lo hace el tiempo libre para sentarme a escribir, es mi estado de ánimo.
Me encuentro pletórica, quizás en uno de los mejores momentos de mi vida. Y probablemente, o casi con toda seguridad... cuando mejor estoy, menos escribo. Al menos eso ha sido lo que me ha pasado siempre, desde que abrí las puertas de esta casa.

Ha sido un mes contundente, desde el relax y el ocio... hasta la intensidad de momentos inesperados.
Corazón libre y pleno, alma errante y satisfecha. Entrañas llenas de satisfacciones personales.
Ganas de vivir. Ganas de seguir caminando. Ganas de todo. Ganas de ti. 
Siempre envuelta en la ilusión de lo novedoso, lo desconocido y hasta lo prohibido.
Así soy yo.

Comienzo el borrador de mi novela...
Quizás el tiempo ahora lo administre y lo dedique a ella. No sé si solo a ella. O también a ti.
El destino, la casualidad, el momento preciso, me guiarán seguramente por el camino adecuado o no.
Pero me dejo llevar. Siempre lo he hecho. Y eso me da alas para volar. 
Voy a tirarme por el precipicio.


Arrojarme al vacío sin saber a lo que me enfrento, me llena de vida. Quiero hacerlo para ver si soy capaz de desplegar las alas y planear el vuelo, o dejarme llevar sin rumbo fijo y que el aire sea el que me empuje y me indique el camino que debo seguir.

Comienza la aventura.

Airedelsur

Día 1.

Soplaba una leve brisa, cuando despertó aquella mañana, aún con restos de carmín en sus labios y un poco de rimel en la almohada. No era habitual que ella se quedara dormida sin desmaquillar, pero aquella noche había sido muy especial. Amanecía sola en su cama, aunque sabía que había dormido acompañada.Su pelo totalmente enredado, limpio pero despeinado, recogido en una coleta mal hecha, la camiseta de talla más grande que la suya que se había puesto justo después de amarle, el olor a noche de pasión...y el sabor de sus besos que aún le quedaba en el alma, le hicieron pensar que a pesar de haber sido maravilloso, intuía o más bien estaba casi convencida que esa sería la ultima noche que Federico pasaría por su alcoba. 
Se miró en el espejo que lucía encima de la cómoda de su habitación, suspiró, sonrío con el recuerdo de las horas anteriores... y sonó el teléfono.
La resaca de las tres botellas de vino que se tomaron entre los dos, no le facilitaba tener la lucidez suficiente para asumir y aceptar la noticia que le estaban dando en aquellos momentos.
La inspectora Vega, se desmoronó justo en el momento en el que escuchaba lo que su compañero el teniente Suárez, le estaba contando con detalle.... dejó de oírle, el Iphone se le deslizó de los dedos, se sentó en el suelo, se tapó la cara con las manos sudorosas , luego con los brazos entrelazados en las piernas...la cabeza apoyada en las rodillas, se hundió.