domingo, 25 de enero de 2009

Capricho de Mujer

etapas


Nueva etapa en mi vida.
Comienza la andadura pasando una gélida semana en Madrid, aprendiendo y adquiriendo una formación desconocida, pero interesante.
El curso de Asesor Odontológico me ha enseñado a descubrir una parte de la medicina importante, productiva y a la vez apasionante.
Me encanta.
Siempre he sido admiradora de lo desconocido, nunca tuve miedo a lo inesperado.
La formación que me he traído en mis retinas para casa, y que debo ir estudiando para no estancarme y crecer, considero que es de carácter privilegiado.
Esta última semana la he puesto en prácticas, muy cerquita de Málaga.
Me llama muchísimo la atención, me atrae, y a la vez me llena.
He tenido mucha suerte, soy consciente de ello.
Mañana comienzo a trabajar, estoy nerviosa.
Me exigen mucho, es un puesto de alta responsabilidad, pero me considero capacitada para estar a la altura.
La vida, está sembrada de etapas.
Unas más abruptas, otras más llanas...algunas inesperadas, otras que se ven venir.
En la que ahora mismo me encuentro, quizás es una de las más importantes de los últimos cuatro años.Mi etapa profesional, ha dado un giro espectacular, y debo aprovechar el momento.
Centrarme en el trabajo, aprender, tratar de crecer sin ambición pero sin llegar a estancarme.
Valorar esta nueva oportunidad que se me brinda.
El tren se ha vuelto a parar en mi puerta, y acabo de montarme en él.

Quizás este sea el tren que yo esperaba, lo sabré a medida que pase el tiempo, rumbo a un destino desconocido, pero con la finalidad del disfrute junto con la responsabilidad de trabajar día a día haciendo algo que me gusta.
En los tiempos que corren, he tenido mucha suerte, lo sé.

Espero y deseo seguir creciendo y que esta felicidad que ahora mismo me inunda, pueda perdurar por mucho tiempo.


Lo necesitaba.

El reflejo de la crisis

Hace un par de meses, me salpicó de lleno la situación laboral que se está viviendo en nuestro país.
Me despidieron de mi empresa, una promotora con 30 años de antigüedad, en la que ocupaba el cargo de asesora inmobiliaria.
Evidentemente, este sector ha sido de los más perjudicados, por tanto casi me podía imaginar que más bien temprano que tarde, me tocaría a mi. Y así fue.
Me lo tomé con filosofía, lo asumí y decidí tomarme un mes de vacaciones, de relax....para hacer cosas que no podía hacer cuando estaba trabajando.
Parte del día lo dedicaba a mi salud y a mi cuidado personal, gimnasio, sauna, natación...
La tarde la enfocaba en torno a mi hijo, para mi disfrute y el suyo, aprovechando intensamente el tiempo que compartíamos.
Un buen día, justo antes de las vacaciones de navidad, un correo electrónico me anunciaba la oferta de un interesante puesto de trabajo cerca de casa. Me llamaron.
Hice la entrevista y me fui a mi pueblo a pasar las fiestas con los míos, muy contenta pero con la incertidumbre y la duda de que pudiera ser yo la elegida.
El día 5 de enero, a punto de salir la cabalgata, recibo una llamada para citarnos y realizar la segunda entrevista. Se enfilaba el camino hacia el lugar esperado. Un paso más hacia delante.
Cuatro días después, me citan en Madrid, para empezar un curso de formación.
El puesto es mío.
Comenzaba así una nueva etapa.