lunes, 19 de noviembre de 2018

Anhelo

Anhelo...
Quiero y no puedo.
O quizás puedo y no quiero.
No soy muy consciente de lo que realmente me hace falta, quizás si lo soy, de lo que necesito.

Independiente, libre,con ganas de volar y soñar... con argumentos sólidos para curtirme y seguir instruyendo mi vida y mi camino en el profundo mundo del saber y la inteligencia, ampliar conocimientos, aumentar capacidades, respirar nuevas formas, aprender de lo que llega, conocer lo que te ofrecen, indagar sobre lo que necesitas.. anhelar lo desconocido. Leer, leer y leer para aprender y curtime de lo que no sé.
Y nunca conformarme.

Quiero y deseo seguir madurando, de esta manera. Sin prisa, sin pausa, sin paradas, sin miradas hacia atrás, sin estancarme... necesito avanzar, cada día estoy con más ganas y más necesidades. Me falta el impulso del fuego ardiendo para sostener el peso de la apuesta hacia lo que hay más allá.
Ya no me aguanto. No quiero estar ausente, ni tampoco inactiva sin dar el paso hacia ese abismo.
No puedo. O quizás no sepa hacerlo.


Puedo y quizás también quiera... satisfacer necesidades del tipo que lleguen a colmar los rincones más insospechados de mi alma y calmen , culminen y hasta llenen los más remotos pensamientos del anhelo y del deseo de saciar lo que tengo dentro.
Se me hace pequeño el sitio donde realizo y desempeño mis labores de la vida cotidiana... 
Llevo mucho tiempo, ( quizás demasiado, o probablemente el necesario...no lo sé) convirtiéndome en crápula noctámbula, ávida del poder y del deseo de dominar mi ser en el asfalto, mismamente... compañera del motor a punto sobre las cuatro ruedas, en busca de horizontes nuevos que me ayuden a liberarme lejos de la mediocridad, procurando día a día ser menos convencional y tratando de convencerme a mi misma que soy yo la que decido, la que puedo, la que quiero y la que tiene que tomar las riendas de mi vida y comenzar a actuar. Viernes y sábados que me ayudan a conseguir el rumbo y nivelar y equiparar presiones del diario.
Si me coloco en el asiento del copiloto, como tantas veces he pensado hacer y dejarme llevar... que me guíen, que me dirijan, que me aconsejen, quizás no va a servir de nada,  más que para ayudarme a darme cuenta de que mi lugar es el del timón, el del volante...el de las riendas...
Complicado que me indiquen... aunque las veces que lo hacen, me agradan... porque me encanta la gente con caracter y con predisposición para tomar decisiones.


Pero definitivamente, llego a la conclusión que hoy día, y tras la vivencia que llevo en mi mochila...ya no hay quien me tosa.
Me niego.