lunes, 26 de junio de 2017

Hoy es Lunes

Me encantan los lunes.
Primer día de la semana.  
Energía, comienzo, ilusión...
El principio, la base, el impulso para coger fuerza y enfocar y encauzar con ganas toda la semana.
Lunes de actividad, de planes, de ocupación.
Primer día de organización, de optimismo, de positividad.. de alegría y de satisfacción.
Lunes llenos de momentos que tan solo tienen el primer día, colmados de objetivos y maneras de conseguirlos.
Propuestas indecentes para ser lunes, proposiciones envidiables..pero es lunes!!!
Me encanta descolocar el día, y aún siendo lunes, por serlo...y presumiendo y presuponiendo que un lunes al ser el primero.... no es no!!....entonces es cuando regularizo mentes, cuadro sensaciones y organizo emociones para que los lunes se conviertan en viernes o en cualquier otro día que no sea tan inesperado  como el primero o esperado como el último.
Y entonces, no es si!!!

Todo depende de la ACTITUD.
Y precisamente la mía, de este lunes... es espectacularmente positiva y activa.

Y le planto cara al supuestamente jodido lunes... y es él quien tiene que temerme a mi.
Je!!!




Carta de un padre a su hija

Me lo encontré por la red, y está claro que algo así debe ocupar un rinconcito en mi Sur.
Sé que no puedo elegir por ti, pero me gustaría verte al lado de un hombre que supiera apreciarte por lo que eres, que te amara y que te respetara siempre y en todo momento, y que te cuidara de todos los peligros, porque aún sigues siendo mi pequeñita y te sigo viendo frágil y chiquita como cuando eras una niña.
Enamórate de un hombre hecho y derecho, que se pierda en tu mirada, que te vea como nunca ha visto a ninguna otra mujer, que lo dé todo por ti.
Enamórate de un hombre que sea capaz de defenderte de monstruos y dragones, y que quiera librar mil batallas en tu nombre.
Enamórate de alguien que sea lo suficientemente hombre como para cocinarte cuando tú estés cansada, como para coserte el botón de tu blusa mientras tú te maquillas, como para darte un masaje relajante cuando te encuentres estresada.

Enamórate de un hombre que, sin importar sus creencias religiosas, valore la espiritualidad. Un hombre que, además, tenga en alta estima a la familia y a la amistad. Un hombre honrado, que lo único que sea capaz de robar sea tu corazón.
Enamórate de un hombre que no solamente te diga mil veces te amo, sino que te lo demuestre con acciones y con esos pequeños detalles que no dejan lugar a dudas, como acariciar tu cabello mientras te mira fijamente a los ojos o llevarte de la mano orgulloso mientras caminan por la calle.
Enamórate de un hombre al que le interese colmarte de felicidad, que siempre te haga sonreír y que haga lo posible por ponerte de buen humor incluso en los momentos más difíciles.
Enamórate de un hombre que no sea presuntuoso, que tenga un carácter humilde aunque posea muchos bienes materiales, un hombre al que no le guste discriminar a la gente por su condición económica. Un hombre para el que tú seas su mayor tesoro, su joya más preciada.
Enamórate de un hombre que valore la comunicación en la pareja, que sepa defender sus puntos de vista, que sepa ceder cuando sea necesario pero que no siempre te dé la razón, porque a veces todos necesitamos quién nos lleve la contraria.
Enamórate de aquel que sepa escucharte cuando tengas problemas, y de aquel que pueda confiar en ti para contarte los suyos.
Enamórate de alguien que no te necesite para ser feliz, sino que ya sea feliz por sí mismo y quiera compartir esa felicidad contigo. Alguien que no necesite un complemento, sino que sea un hombre completo que busque una mujer completa con quien andar un camino juntos.
Enamórate, pues, hija mía, de un hombre de verdad.
Porque te lo mereces, no debes conformarte con menos.
Siempre mira hacia lo alto.
Te lo dice un hombre enamorado de ti:
TU PADRE.

jueves, 15 de junio de 2017

Personas rotas

Cada día me sorprendo más.
Me llama la atención que estén a la orden del día las separaciones, pero aún me resulta más curioso que la gente que comienza su " nueva vida" se centre en lo esporádico, lo pasajero o pasar el rato.
Y no critico en absoluto esta intención del que se queda libre, y decide comenzar de cero, pero a medida que voy cumpliendo años el " uso"  que se le da al cuerpo humano, en su estado más físico, sin tener en cuenta la sensibilidad o el alma....pues me enmudece y me crea cierta desconfianza.
Sí, desconfianza. Pero claro, está de moda.

He conocido a capitanes de barco que llevan el timón de sus vidas y después no son capaces de cuidar a una mujer, con lo imprescindible para seducirla.
También me crucé con ladrones de sueños, que tienen en su haber una lista de conquistas sin llegar experimentar la sensación tan maravillosa de la exclusividad cuando se encuentra el equilibrio.
Tuve oportunidad de tratar con estafadores de almas, los cuales se aprovechaban de la generosidad y la entrega...con el fin egoísta de ser felices por si mismos, a costa de los demás, sin importar hasta que punto puede llegar a menguar la felicidad de la persona con la que supuestamente la comparte.


Yo creo, que esas personas se creen completas y sin fisuras. Y ahí está el error. Porque la prepotencia y la arrogancia les hace sentir autosuficientes hasta el punto de llegar al egocentrismo.
 A mi me gusta la gente que se ha roto en algún momento.
Admiro a las personas rotas porque brillan, cuando al intentar recomponerse entienden que han perdido algunas piezas y lejos de rendirse, construyen siempre algo más y mejor. Y una de las ironías más grande es que las personas rotas, son las que más saben de la felicidad....ya que saben perfectamente que solo es necesario buscar nuevas razones para seguir adelante, para reconstruirse, intentar buscar nuevos horizontes, nuevos fines, nuevas metas...para dejarse encantar, para dejarse seducir...levantarse, recomponerse y seguir caminando.

Yo estuve rota alguna vez, y una de las satisfacciones personales más grandes que tengo es que supe levantarme, recomponerme, construirme, equilibrarme,... y seguir adelante.
Y ahora resurjo.
Y comienzo a volar.


Don Prudencio

Ayer vino a visitarme al despacho la inteligencia personificada y la sapiencia en cuerpo de hombre maduro y envejecido por el paso del tiempo.
A sus 92 años, creí imaginar que la vejez le hubiera perjudicado su mente, su conciencia...pero no fue así.
Me dio una clase magistral de sabiduría e inteligencia, envidiable a la vez que admirable.
Estuvimos hablando durante un escaso cuarto de hora, pero he de decir que fueron y serán siempre los 15 minutos más intensos de mi vida. Y por supuesto, inolvidables.
El señor mayor me hizo pensar en la antropología, en la evolución, en la involución - en el caso de poder escoger-  ... y me hizo especial hincapié en la mente y el conocimiento.
Este señor estaba en sus plenas facultades mentales, pero me dijo que a veces tenía lagunas y se le olvidaban las cosas( no que perdiera la memoria, matiz importante).
En su lucidez y sensatez, hablamos de " el ente" o de "Dios" o de como quiera que se llame o la forma que adopte aquel creador...que si era una persona inteligente, se le pasó por alto el conocimiento del que envejece.
Qué razón llevaba y que argumentos tan interesante me regaló.!!!!
Me decía que es muy duro verse envejecer , no físicamente, se refería a la dureza de ser consciente de que tu mente , tu conocimiento, tus facultades.... van mermando a medida que pasa el tiempo.




El decía que " el ente" no lo había hecho bien. Ya que la vejez está pensada para asumir, afrontar o menguar el conocimiento, y el " el creador" no se había percatado de que hay personas mayores, que cercanas al ocaso de sus vidas, son plenamente conscientes y tienen intactas sus facultades mentales.

Comentaba, es muy duro asumirlo. Hace años,bastante...que tengo arrugas en la piel o que mi capacidad física se reduce a diario por el paso del tiempo. Pero mi mente es al contrario. Mi conocimiento y mi sabiduría se amplían cada noche cuando leo un artículo, escribo , pienso o medito....
Me miraba de una manera curiosa.
Al finalizar la conversación, le di las gracias por todo lo que me había enseñado. Por que aprendí en aquella tarde, mucho más de lo que me pudieran enseñar en la facultad o con un máster. Aprendí la escuela de la vida.
Me agarró la mano y con voz bajita me susurró. :
"-no es usted objetiva señora, tiene tanta capacidad de absorción y tantas ganas de aprender, que su generosidad y agrado confunden los términos; es usted la que ha aprendido, por su predisposición. Yo no la enseñé."

Se levantó y se fue.
Curioso, se llamaba Prudencio.
Y la prudencia, el saber estar, la elegancia, y la inteligencia... me dejaron con la lección aprendida.
Magistral!!!!!!