miércoles, 24 de agosto de 2011

Sentido y Sensibilidad

Aunque el título de esta entrada a mi blog, puede recordar perfectamente a una magnífica película de época rodada en 1995, no es mi intención referirme en estos momentos al film de Ang Lee.En cualquier caso, y como amante de la novela romántica, me quedaría con el libro escrito por Jane Austen, que por supuesto me transmitió mucho más que la película, como siempre.Cuando veo una película adaptada a una novela, tiendo a recordar e indagar en los resquicios de mi memoria, para tratar de ubicar a los personajes, las sensaciones, los paisajes... nunca fueron igual que los mostrados en la película, puesto que el que la dirige, la argumenta o la produce, nunca tendrá la misma visión que yo. Por eso me decanto por el libro, siempre, por muy bien hecha que esté la peli; nunca será igual que la que yo misma me pueda crear con mi imaginación.
A lo que iba.
Venía en mi coche hacia casa después de un duro día de trabajo, y se me ocurrió escribir sobre los sentidos.Tuve ganas en alguna que otra ocasión, pero decidí hacerlo cuando los tuviera todos en plenas facultades para su uso y disfrute.
Los cinco de los que nuestra especie está dotada, me hacen en estos momentos acusarlos en el mejor sentido y disfrutar de ellos mientras, en este caso, escribo.
Mi vista está siendo premiada por un horizonte azulado con tonos oscuros, donde muere un mar tranquilo.A un lado la montaña, al otro el infinito que se dibuja con varias lineas paralelas dejando que se unan el agua y el cielo. Un poco más cerca, las olas rompen con espuma y le dan el toque perfecto de claridad al mar, Qué maravilla!!
Mi oído me está regalando una sensación especial. Surgen notas de este ordenador desde el que escribo, que me hacen estremecer de una manera un tanto especial. La ocasión requiere una melodía tranquila; estoy oyendo la BSO de El Piano, hacía mucho que no le daba ese placer a mi sentido del oído, y es una gozada.
Mi olfato me hace trasladarme con añoranza a los días que he pasado junto a los míos este verano, aquí en casa. El olor a suavizante que desprende la toallas que están tendidas en mi terraza,justo detrás de mi, me hace recordar los amaneceres de agosto que compartido junto a mi madre, tendiendo la ropa, planchando y organizando la casa. Este olor a limpio me encanta.
Mi gusto me acusa el paladar y a la vez me lo suaviza, mientras voy acabándome un gin tonic, aderezado con un toque de limón exprimido y una ramita de eneldo.Me estremece el sabor.
Mi tacto me deleita y me hace gozar del placer que supone escribir sobre este teclado, cuando se está en un momento tan relajante y tan a gusto, y me dejo llevar por mi sentido y mi sensibilidad al expresar lo que quiero plasmar, a través de las yemas de mis dedos. Me satisface.

Y todo esto, lo escribe alguien con mucha sensibilidad, dejando a veces un lado el sentido estando inmersa en el mundo de los sueños, de la imaginación...
Son sensaciones inexplicables, que por un momento he tratado de plasmar, pero que tengo claro que de la única manera que se sienten en plenitud, es dejándome llevar.
Que es lo que precisamente voy a hacer ahora...

...cierro los ojos...

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