Mi felicidad

En septiembre hará tres años que regresé al punto de partida buscando mi felicidad.

Me arriesgué, lo volví a dejar todo por amor, por amor a mi hijo. Y luché.

Y la encontré.
Tengo un hijo extraordinario, educado, noble, responsable con unos valores y principios envidiables, buen estudiante, correcto, honesto y sobre todo buena persona.

Una familia maravillosa de la que disfruto a cada momento y en cada instante de mi vida cotidiana, bien sea a diario, bien los fines de semana que se tercien.
Un grupo de amigos excelente que conservo desde la adolescencia, y con los que paso ratos inolvidables.
Un trabajo que me fascina, en el que siento valorada y plena.
Soy feliz. Sí.
No necesito de nada ni de nadie para serlo.
Y eso me pasa porque soy bastante conformista, y mi felicidad se basa y se ha basado siempre en la búsqueda del disfrute de las " pequeñas cosas", que sin necesidad de ser materiales, me ayudan a diario a conseguir encontrar ese punto álgido de felicidad.
Me ilusiono con cualquier cosa,  señal de positividad y optimismo... ingredientes super fundamentales para ser feliz.

Quiero dejar esto bien claro, porque a veces puedo pecar de impulsiva, y mostrar demasiada ilusión o empeño en " lo novedoso" ( que no lo necesario) para aumentar mi felicidad.

Y bien es cierto que mi grandísima capacidad de entrega y tratar de agradar, unidas a mi generosidad tengo visto y comprobado que pueden llegar a intimidar y hasta incluso a asustar.
Pero así soy yo.
Mi personalidad, que se caracteriza especialmente por ser una mujer bastante intensa, a veces intimida. Lo sé.
No pretendo ser pretenciosa de mi esencia, pero tengo claro que marca la diferencia y me engrandece como mujer.

Que quiero compartir mi vida? Sí, me apetece compartir mi felicidad.
Qué tengo claro que no es una necesidad? Por supuesto.

Partiendo de esa base, todo es posible.
Hasta que seas incluso tú,  el que decida formar parte de la mía.

Mientras tanto, todo fluye.
Y me encanta que así sea.