viernes, 23 de marzo de 2012

La sensualidad del silencio


Cuando el silencio me acompaña en mis ratos de ocio y de soledad, parece que me transporto a un mundo colmado de sensaciones inevitablemente placenteras. Llego a oír el sonido del silencio , me atrapa, me posee y lo disfruto.
Tengo momentos en los que pienso que el propio sonido del silencio, hace que me introduzca en un estado de paz y tranquilidad, que tan solo se consigue escuchando atentamente al propio silencio.. Y me relajo.
Y me tranquilizo.
Y hago que el silencio me abrace y me acoja, y me haga suya.
Me parece tan sensual dejarme llevar por sus vaivenes, me agrada la sensación de sentirme libre entre sus brazos.
El silencio es elegante.
Hay silencios que me atrapan y me hacen pensar... Otros silencios que incluso estando muy presentes, dejan volar mi imaginación y me elevan al infinito deseando que sea él, el silencio, el que me susurre al oído... y eso me encanta.
El deseo del silencio, me hace ser cada vez más dependiente de su sabor, de su aliento de su voz... de su propia melodía, aquella que tantas y tantas noches me ha guiado por el camino de la libertad.
Si no lo tengo, lo busco.
Y sin buscarlo, lo encuentro.
Me acompaña y me apasiona que lo haga.
Le sonrío, le doy su sitio.
Tiene un saber estar especial.
Es único.
No quiero que me abandone nunca, me ayuda a ser paciente...

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