jueves, 18 de diciembre de 2008

Ratitos de conversación

Alguien me comentó que el amor es un fraude. Para su desconocimiento, lo hacía justo en el momento en el que pienso que el amor está llamando a mi puerta.
La conversación podría haber sido en una noche de verano... tirados en un trigal... mirando las estrellas del cielo...mientras se mastica un pajote de trigo.
Pero no tuvimos tanta suerte.
Me habló de la inexistencia del AMOR, y me dañaba el hacerme a la idea de que en muchos aspectos llevaba toda la razón.
Yo le hablé de la entrega, como tantas y tantas veces, pero no era suficiente.
El fraude del amor, para él, se efectuaba justo en el momento en el que se podía dar por perdida a la persona amada, y la visión ciega de la realidad, derivaba en una soledad vacía de sensaciones.
¡Qué paradoja! Si mi soledad siempre estuvo colmada de emocionantes momentos, tanto buenos como menos buenos… Pero siempre disfrutados, encontrando la mejor manera de aprovecharlos.
Me habló de su cobardía, pero en sus palabras se desvelaban las ganas de saltar al ruedo y torear la corrida más difícil de su vida, en una tarde dónde las reses podían estar a su favor y bailar al son que él mismo dispusiera.
Le animé a que lo hiciera,yo lo hice en su momento.... pero cerrando la puerta trasera, para que de la mejor manera, los toriles se abrieran a su antojo y pudiera torear a gusto, sin resquicios del pasado.




Aquella conversación acabó con el agradecimiento a la desnudez de su alma, cuando apenas éramos dos desconocidos.
Estaré siempre, no lo dudes.
La lección de madurez no está reñida con la juventud física, si con la experiencia de la vida
.
Lucha por lo que deseas, los cobardes sólo triunfan bajo tierra.

Gracias por la agradable compañía.

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