Paciencia

He descubierto que es de la única manera que en estos días podré ver el sol. Con paciencia.
No es una virtud que yo posea, pero si he hecho uso de ella en algunas ocasiones y me ha ayudado bastante.

Quizás por mi carácter un tanto impulsivo, quizás por mi condición de ser demasiado activa, quizás por mi nerviosismo e inquietud al querer hacer las cosas con rapidez e intranquilidad....quizás por ello, la paciencia me ha acompañado muy pocas veces en el sendero de mi vida.

Ahora la necesito. En esta etapa quiero hacerme amiga de ella. Quiero acogerla en mi vida y darle la bienvenida, y pedirle que se quede, que no me abandone.....que siempre vaya a mi par, que no se vaya, que se haga inseparable de mi persona y que se adhiera a mis virtudes para que siempre pueda recurrir a ella.

Cuando por lógica natural, la fuerza decae, el ser paciente requiere de un incremento de dicha fuerza.

La paciencia no es pasividad ante el sufrimiento, no reaccionar o un simple aguantarse: es fortaleza para aceptar con serenidad el dolor y las pruebas que la vida pone a nuestra disposición para el continuo progreso interno.
A veces las prisas me impiden disfrutar del presente. Disfrutar de cada instante sólo es posible con unas dosis de paciencia, virtud que estoy segura de llegar a poder desarrollar y que me permitirá vivir sin prisas.

Poco a poco voy aprendiendo de mis errores. Cuando han sido más graves y sobre todo, cuando han sido garrafales....cuando verdaderamente han causado estragos, ha sido por la falta de paciencia.

Creo que es buen momento para colmarme de paciencia. Me ayudará a caminar firme. Me enseñará a tomarme las cositas con más tranquilidad y ante todo me reconfortará el pensar que con ella, puedo alcanzar un estado de sosiego.