lunes, 1 de octubre de 2007

Ausencia


Hay un paraíso de sueños que se dispara a medida que tu ausencia se hace eterna.

Buscarte en ese paraíso, es una quimera..................El haberte tenido tan cerca y no disponer de ti cuando lo que más desearía es tenerte a mi lado y disfrutar de la vida.


Tu ausencia me enseña...hace que aprenda a echarte de menos y sobre todo me ayuda a saber valorar lo que he tenido, cuando no lo tengo, o mejor dicho, cuando no lo noto cerca.


¿Quién eres tú, eterno desconocido que tras la sombra de tu sombrero te estás clavando dónde más me duele?

No lo comprendo.......Suponía que era dueña de mis pensamientos, y ahora, casi sin darme cuenta, eres tú el que te estás adueñando de ellos.

Es curioso.......esta ausencia no me deja vacío.Dicen que las ausencias dejan un hueco en aquél lugar que por privilegio e importancia ocuparon.Esta ausencia no. Esta es diferente. Te has ido, pero te noto cerca,muy cerca, como si notara tu presencia cada vez que te pienso.

Igual...no te has ido. Igual permaneces ahí detrás, cerca de mi, visionando mi espalda que tanto te gusta, cuidándome desde la distancia prudencial para no llegar a los suculentos placeres de la tentación.Sé que estás ahí, por eso la ausencia se hace inapreciable........indescriptible.

Tengo miedo de volver mi cabeza hacia detrás y ver que no estás.Siento tu presencia, por medio de tu ausencia.Sí. Tal como siento tus lejanas palabras que se hacen cercanas conforme se acerca el ocaso.........


1 comentario:

Anónimo dijo...

Vuelta atrás.

La llegada de Mar supuso una vuelta atrás. Volver a pasear por jardines con suelo de albero en busca de los primeros amores; los que nunca se irán. Caminar por el medio de calles mojadas tras la tormenta, con el pensamiento perdido tratando de recordar su voz. Me sorprendí trazando con el dedo las letras de su nombre sobre el vaho de los cristales. Mar ha llegado a traer paz y serenidad; caricias en el pelo y regalos a los ojos cansados. Y la busco y la espero a cada momento como un niño que siente el amor por primera vez y a quien todo le parece nuevo. Y no ansío otra cosa que compartir contigo unas palabras en la plazuela de San Jorge, la que da a Santa María. Dar los buenos días a los peregrinos en un camino perdido de las Médulas, y escuchar el ímpetu de aquel río que acaricia el Valle del Jerte. Y silbar algún tema casi olvidado de Sinatra. Y sorprenderte un día con la sonrisa puesta, cuando mires atrás y veas tu sombra agarrada de la mano de la mía. Y si los sueños no se cumplen, juro que siempre los recordaré con mi más sincera sonrisa.


Manuel