Y digo increíble, porque cuando el enfrentamiento del corazón a la razón se materializa, se crean dudas, se sufre, y afloran sentimientos que casi nunca los expresamos y quedan presos en los aledaños de la memoria, en cualquier rinconcito del recuerdo.
Es en muchos de esos casos es cuando me siento delante de esta pantalla y me expreso con total fluidez, cuando la inspiración me visita y justo en ese preciso instante afloran sentimientos, emociones y sensaciones que a mi me gusta plasmar y compartir, en ocasiones.
Cuando la batalla la gana el corazón, la locura se apodera de las almas de todos aquellos que alguna vez han amado por encima de todas las cosas...la razón y la cordura, te abandonan y es entonces cuando los latidos del ganador, hacen que te des cuenta que las cosas se pueden vivir intensamente, sin necesidad de buscarles razón alguna, sin motivos, sin fundamentos...
Las mariposas afloran dentro de tu ser y el alma se inunda de sensaciones inexplicables. Esos momentos de locura, dónde la cordura no tiene cabida,ni el pensamiento, ni la razón... dónde sobran los motivos, las preguntas...dónde solo importa el presente, sin echar vista atrás al pasado y sin nisiquiera pensar en un futuro... solo los impulsos del corazón.Momentos llenos de sueños, de lo prohibido, de imaginación, de fantasías...momentos llenos de locura, la locura del corazón.
Pero cuando la que se proclama vencedora es la razón, el corazón se queda atrapado en sus propios sueños, en sus inquitudes, en sus deseos, en sus propias fantasías... y aparece haciendo gala de la victoria, la puñetera cordura, esa que no te deja vivir intensamente la locura de amor y la que te aprieta, te oprime, te hace daño...y te niega lo evidente, siendo incluso la que por defecto, lleva siempre la razón.
Y no te deja volar, ni soñar, ni hacer uso de todas tus armas, porque te frena, te mantiene alerta y te enfunda en una coraza que a veces cuesta romper y que tan solo se rompe con la fuerza del corazón, cuando el vuelve a ganar la batalla.
Y si hay un instante en el que realmente se llega a un entendimiento entre los dos, cuando hay un equilibrio entre el corazón y la cordura...me parece un estado completamente admirable. Supongo que debe ser difícil crear ese equilibrio,del cual no soy partidaria en determinados casos, porque los momentos de locura, son los que mantienen viva la llama, pese a que la cordura y el razonamiento,siempre quieran estar por encima de la fuerza del corazón.
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